Autorretrato

Un rostro, dos espejos: el arte de la metamorfosis

Cada retrato es un punto de partida, una llave que abre mundos. Como actor, sé que lo primero que viaja de mí hacia un director o directora de casting no es mi voz, ni mi presencia en escena, sino una imagen. Esa fotografía es el primer acto, el instante en el que debo sugerir quién soy y qué puedo llegar a ser en un papel.

Dos facetas, una misma esencia

El resultado de esta sesión presenta dos versiones de mí, no como opuestos, sino como caras de una misma moneda.

 

  • Luminosa y cercana: Un rostro que invita a la conexión, a la confianza.
  • Dramática e introspectiva: Un reflejo de la complejidad y la vulnerabilidad que todos llevamos dentro.

Mi laboratorio creativo en Gran Canaria

Este proyecto ha nacido en un lugar especial: mi estudio. Este espacio es mi laboratorio creativo, el rincón donde investigo, juego, río, lloro, me hago fotos, estudio a mis personajes y edito mis propios materiales. Es el corazón de mi proceso, donde la magia de la interpretación se encuentra con la fotografía.

 

La magia en la mirada del espectador

Pero la belleza de estas imágenes no reside solo en lo que yo intenté proyectar. La verdadera magia reside en la mirada de quien las observa. Yo tenía mi visión, la música, la intención. Pero, una vez que las fotos ven la luz, la interpretación se vuelve un diálogo con el espectador. Tu percepción, tus propias proyecciones, son las que completan el círculo, porque el significado casi nunca es el mismo para todos.

Este es mi rostro, sí, pero también es un espejo. Un lienzo en blanco donde cada creador puede imaginar a un personaje. Es un recordatorio de que ser actor es estar en constante transformación, en un proceso continuo de evolución y descubrimiento.

Espero que estas imágenes no solo te muestren quién soy hoy, sino que también te inspiren a imaginar quién podría ser mañana.